miércoles, 23 de noviembre de 2011

Vos, vos y vos...

La Bruja y sus compañeros contra los violentos.

Es hombre del Gato Sossio, el capo del grupo Los Leales que tiene derecho de admisión. Por eso, él está al frente y organiza a su banda.

Miguel Montenegro es de la facción La banda del Jabón, cuyo líder está preso por un crimen en la interna Pincha. La Bruja lo enfrentó.

El que está con el gorro de Peñarol y se trepó al alambrado es el hermano de Mauro, jefe de la facción Ringuelet y que tiene admisión.

Olé identificó a los capos de la barra Pincha que generaron los incidentes que pararon el partido con Banfield. La historia secreta de cómo se planeó y lo que está en juego.

La movida se planeó hace una semana. Adrián Sossio y Pablo Cabrera, los capos de la barra Pincha, entendieron que habían perdido para siempre el lugar que ostentaron hasta poco tiempo atrás. El club y la Seguridad habían decidido que la popular pasara definitivamente a manos de las agrupaciones de hinchas encolumnadas tras el nombre, La banda del León. Un grupo donde según el Coprosede pueden colarse algunos viejos barras pero con códigos de antaño y que, dicen, son clara minoría ante el poder de movilización de las filiales. Así, el grupo Los Leales, que había sembrado de violencia el Unico y el estadio de Quilmes en los últimos años, quedaba fuera de carrera. Tanto, que en las últimas dos semanas el derecho de admisión se amplió de 127 barras a 210. Un mensaje claro de cierre de época. De hecho, todo el cotillón del partido despedida de Verón ante Unión (se hizo un telón de 100 metros en el taller de Dori, habitual ilustrador de banderas de las barras, con una foto de Verón besando la Copa Libertadores y la leyenda “Yo creo en Brujas”, y la compra de miles de gorros de brujos), quedó en manos de la gente de Villa Elisa, hinchas de verdad del Pincha. 

Pero una cosa es entender, y otra aceptar. Y fue así que los capos de Los Leales planearon la venganza. Sabiendo que no pueden entrar a la cancha, reclutaron a barras de segunda línea de otros grupos que también fueron raleados. Así, repatriaron a violentos de La banda del Jabón, facción que paraba con Cabrera en los ‘90 y que había desaparecido tras la guerra interna en la estación de trenes del 3/3/10, que dejó un policía muerto. Para la tarea convocaron a Miguelito Montenegro, compadre de Esteban Mauricio Gallardo, alias Cabecita, que está preso por aquel hecho. A él se lo ve discutiendo con Verón y fue el encargado de llegar con 20 personas. El Gato, además, le encargó al Gordo Esteban, uno de sus laderos y referente del periférico barrio platense Villa Catela, monitorear desde adentro todo el operativo “bomba de estruendo”. Y como si fuera poco, se apoyaron también en un grupo de Ringuelet que tiene al Pelado Mauro como cabeza, quien no pudo ingresar por el derecho de admisión y delegó en su hermano el aporte de la mano de obra. 

La orden era clara: había que parar el partido para mandar un mensaje contundente de que Los Leales no piensan bajarse de la tribuna sin dar batalla. Y lo hicieron efectivo. Para eso contaron con la complicidad policial y en este ítem no es un dato menor que el grupo Los Leales tiene buena llegada con la barra de Quilmes.

Igual el tiro afortunadamente les salió por la culata. El Coprosede identificó a diez de los que participaron de los incidentes y los incluyó en el derecho de admisión. Y el club entendió, por si hacía falta otra prueba más, que con esta gente no se pacta. Se la expulsa de la cancha. Como hizo Verón, como esperamos que hagan todos.

DIARIO DEPORTIVO OLE

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