miércoles, 23 de noviembre de 2011

Extorsionadores deleznables amparados por un sistema de seguridad nada eficaz

No va más. Tal como están organizados, los operativos no pueden seguir. Es hora de ubicar policías entre los hinchas; sí, en el pedacito de tribuna donde "reinan" los que siembran el miedo

Por MARTÍN MENDINUETA

Después de lo ocurrido el último lunes en Quilmes, el principal reclamo, a esta altura de los acontecimientos casi un ruego, de la opinión pública futbolera es que se termine la impunidad de los que actúan a contramano de las leyes.

En un tejido social cada vez más enfermo, donde las distintas formas de violencia se han adueñado de muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, sería utópico exigir ya un saneamiento rotundo, pero sí se puede, y se debe, reclamarle al Estado que consiga ponerle punto final a semejante nivel de impunidad.

La gente (usted, su familia, sus amigos, sus vecinos, sus compañeros de trabajo) exige la urgente implementación de una mejor prevención, primero, y severo castigo, después, para ir erradicando las células malignas que, periódicamente, arruinan los espectáculos de un deporte arraigado como ningún otro en el ADN nacional.

La comunidad se hartó de ver uniformados en los sectores de los estadios donde no hay ni habrá conflicto, y, al mismo tiempo, de reclamar la presencia de las fuerzas del orden en la porción de la tribuna que ocupan los barras. Asusta la falta de sentido común. Más de setecientos policías mal distribuidos en una escenografía conocida al detalle, desnuda, de mínima, incapacidad en aquellos que planifican la manera de custodiar a la inmensa mayoría de los asistentes.


DECISIÓN CLAVE

Mientras los hombres equipados con cascos, escudos y bastones sigan observando desde el campo de juego lo que hacen aquellos a los que poco y nada les importa el desarrollo del juego que tanto apasiona al resto, la solución seguirá estando lejos.

La policía tiene que estar en la tribuna, entre la gente, tranquilizando a los que sólo desean disfrutar el espectáculo y haciéndoles ver a los que se creen dueños del mismo que no podrán hacer lo que se les plazca.

Los dirigentes de Estudiantes declaman enfáticamente que no reparten entradas, dinero ni facilitan el ingreso de estos extorsionadores, el CoProSeDe (Comité Provincial de Seguridad Deportiva) maneja un presupuesto que le permite tener estructura y personal suficiente como para pergeñar las estrategias de seguridad, y la policía dispone de una cantidad generosa de efectivos para controlar y aplacar cualquier desborde. Sin embargo, los tres estamentos perdieron claramente.

Una vez más, los que querían alterar el rumbo preestablecido lo consiguieron. Sencillamente por ese motivo trepó tan alto la indignación popular. Mientras los que siembran miedo sigan impunes, será imposible confiar en que transitamos por el camino correcto.

DIARIO EL DIA

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