lunes, 27 de septiembre de 2010

El día que Paolo debió llamarse Guillermo

En el programa "Terapia de fútbol" que se emite los martes, de 23 a 24 por La Redonda, 100.3, con la conducción de Mariano Roca, Locución comercial Andrés Dupetit, la presencia de la Profesora Tere, en estudios Mariano Maida e Ignacio Pepe,  en la emisión del martes 21 de setiembre se realizó un homenaje al gran goleador de los torneos que coronaron a Estudiantes como campeón Metropolitano 1982 y Nacional 1983, GUILLERMO JOSÉ TRAMA.

De la entrevista participó, obviamente GUILLERMO, y fue invitado especialmente Iván Sadovsky, el autor de "El Cielo nos queda muy chico" y " El Once Tatuado en el Alma", quien también tiene escritos varios cuentos referidos a la Historia de Estudiantes de La Plata. Iván es un fanático de Guillermo, siendo su ídolo de la infancia, y con motivo de este homenaje, leyó al aire su última creación, un cuento sobre Guillermo.

Como a Iván lo desborda la generosidad, y la necesidad de difundir a Estudiantes (incluyendo su idolatría por Guillermo), me envió el cuento para que lo conozcan quienes no han podido escucharlo en vivo. Incluye una presentación del propio Iván Sadovsky, y a continuación lo transcribo.

Las fotos del programa:











El día que Paolo debió llamarse Guillermo
La historia de un pibe de Nicanor Otamendi

Prólogo

-          Definímelo a tu viejo - le pido a Bárbara por mail y su respuesta no me sorprende en lo más mínimo.

-          Mi Papá es el tipo más bueno del mundo. Tiene un corazón enorme. Cada persona a la que conoce le deja una marca imborrable.
            Es un ejemplo en todo, no solo como jugador, sino como persona.
Siempre se sacrificó para que no nos faltara nada, y nos criaron, tanto él como   mi Mamá, de una manera que, en la época en que era famoso y estaba bien económicamente tanto como después de jugar que no tenia nada, aprendiésemos a valorar las cosas de la misma manera cuando había o cuando no teníamos nada.
Las personas no son por lo que tienen sino por lo que son.
Ojala yo pudiera criar a mis hijos con los valores con los que nos crió él (aunque me conformaría con la mitad de lo que es mi Papá ), es el ejemplo del sacrificio, es buena persona de corazón, no hay vueltas que darle.
No tengo más palabras para definirlo

Me quedo pensando en algo que me escribió Bárbara. “Mi viejo deja una marca imborrable.”
Y sí… tal cual.

La Plata, Marzo de 2009, un año y medio atrás.

Mucha gente cercana a Guillermo me había hablado de él.
De su calidez, su sencillez y su generosidad.
Para mí, que no lo conocía personalmente, seguía siendo aquel ídolo de mis 12 años; ese que me transportaba cada domingo por la tarde, a través de la radio Tonomac de mi vieja, a un mundo maravilloso que traía consigo: goles, gambetas e incluía, sobre todo, una entrega sin igual a base de esfuerzo para ganarse un lugar en la historia de los grandes.
Un espacio, el reservado para los que marcan la historia, que Trama ocupó hace ya mucho tiempo y de una manera por demás merecida.
Paolo se ganó la entrada al Palacio de las Grandes Glorias en el patio de la vieja casa de la calle 57 Nº1120 donde yo vivía siendo niño, cuando cada domingo por la tarde soñaba ser como él.

Aprendí de tanto verlo jugar, que hay que romperse el lomo para llegar donde uno quiere llegar. Que para todo se requiere una dosis muy grande de sacrificio pero, por sobre todas las cosas, hay que proponerse llegar donde uno quiere llegar y luchar para ello.
Eso aprendí viendo jugar a Paolo.
Gracias a sus goles y a su entrega dentro de la cancha, tanto como a las canciones de los Beatles, aprendí a luchar.
Paolo Trama es mi Beatle favorito. Es John Lennon jugando con la 9 albirroja.

Cuando gracias a mi hermano de la vida, Dieguito Raimundo, y a la gente de la Agrupación Apertura Pincharrata de Mar del Plata, esa Agrupación que es el orgullo de Guillermo, tuve la posibilidad de conocerlo personalmente me di cuenta que todo lo que yo había imaginado sobre él, y lo que sus amigos me habían contado, era poco.
Supe al conocerlo, que la sencillez y generosidad de Guillermo superaban ampliamente lo que yo imaginaba.
Las virtudes que yo conocía eran las de mi ídolo, las del Paolo Trama goleador de Estudiantes de La Plata.
Las virtudes de un guerrero.

Resultó cierto lo que tantas veces Dieguito me habían contado.

La dimensión del Paolo Trama jugador, que ya de por sí es enorme, se ve superada y agigantada por la dimensión del Guillermo Trama ser humano.

Tomar mate con Paolo y con Diego un sábado a la tarde en el Country de City Bell es mucho más de lo que jamás hubiera podido soñar; y eso que he soñado mucho en mi vida y aún lo sigo haciendo.
Escuchar sus anécdotas, sus vivencias en aquel glorioso equipo de ’82 – ’83, las enseñanzas del Dr., verlo dar consejos a los pibes de las inferiores, de la Reserva, su firma en mi camiseta con el 9 estampado en la espalda que guardo como uno de los tesoros más preciados.

En resumen… todo

El chico que hace algunos años se fue de Nicanor Otamendi para jugar al fútbol.
El goleador de raza.
El luchador.
El ídolo de mi infancia, y lo más importante….
Un gran tipo.

Introducción

Cuando Balbina Josefina Otamendi donó un predio para que se instale la estación de Ferrocarril que llevaría el nombre de “Dionisia” en memoria de su madre, jamás imaginó que su apellido iba a pasar a la historia.
En realidad, el apellido de su tío abuelo.
Nadie sabía aquel 29 de Mayo de 1911, cuando el Gobernador José Inocencio Farías firmó el “Decreto de Fundación” de la Localidad de Comandante Nicanor Otamendi que años después pasarían a la Historia.
Ninguno de los dos, ni Balbina ni el Comandante Nicanor, imaginaron que esa tierra cercana al mar sería la cuna de la historia.
No podían saber, claro, que en la localidad de Comandante Nicanor Otamendi iba a nacer, un 3 de febrero, Guillermo José Trama, el de los goles importantes.

I

La tribuna visitante del Amalfitani está que explota. No cabe un alfiler.
Si la viera el finadito Gatica diría: “General, oiga como ruge la leonera”
Es que es así. Las gradas parecen doblarse aunque sean de cemento por el peso de miles de gargantas que no paran de gritar: “Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de Paolo que ya van a venir”.
Rugen los leones en el día de la Madre y a Doña Coca se le hincha el pecho de orgullo por escuchar como la hinchada del Campeón de América vaticina que el nene hoy va a regalarle a ella un gol histórico.

El Profe Echevarría, la bondad hecha persona, está a un costado del vestuario con la vista clavada en ningún lado. Da dos pasos, como pensando bien lo que va a decir, y se acerca con su histórica dulzura:

      -   Guille, mirá si dentro de 30 años viene un pibe y te dice “Paolo, gracias por alegrar mi infancia con tus goles…. Yo soñaba ser como vos”.
Hoy es el día ideal para entrar de una vez y para siempre en el corazón de toda esta gente, Guille.
Vos, que te rompiste el alma cuando viniste, hoy vas a tener tu premio.
Hoy vas a hacer un gol que va a vivir por siempre en la memoria de los hinchas.

En cancha de Vélez falta más de media hora para que empiece el partido pero Guillermo Trama ya sabe que hoy es el día en el que se convierte en grande absoluto.

II

-          Guillermo, lavate las manos para sentarte a comer – dice Mamá Asunción con la ternura de siempre.
-          Si Má, ya me las lavé – responde Guille y se seca con el mantel sin que Asunción lo vea.
-          Sabés Mamá? Hoy hice dos goles, preguntale a Papá, él los vió.

El Piso de los Deportes, al lado del Casino, en Mar del Plata era, en ese momento, el lugar ideal para ese goleador de 5 años.
Porque goleador se nace.
Ese pibe que soñaba con la Primera de Círculo Deportivo, descocía la de tiento en Mar del Plata y ya brillaba con esa luz única que tienen los elegidos.
Círculo Deportivo de Nicanor Otamendi era un club chico, el club del pueblo. Allí donde Roberto “Chiquito” Trama pasaba sus horas, las que le dejaba libre el cultivo de papas, soñando con ver a Guille jugar en Primera.
Hay momentos en la vida que forjan el carácter de una persona para toda la vida.

III

Hay que jugar de 10 al lado de Guillermo para escuchar:

-          Vieja, me buscan de San Martín de Mendoza, te animás?

Solamente Ana Inés podía animarse a eso.
Quién más? Sino su compañera de la vida.
No cualquiera juega de 10 al lado de un 9 como Guillermo.
Guillermito tenía un mes y, hacia la tierra del buen vino, fueron los tres.
El Nacional de 1976 no fue poca cosa. En un año oscuro como pocos en la historia, Guillermo tuvo una luz única.
San Martín de Mendoza entró en la historia.
Ya lo dijo “El Gráfico”…. El mejor 9: Guillermo Trama.
Alguna vez alguien va a tener que reparar la historia, o al menos escribir una carta de lectores a revista El Gráfico para pedir una rectificación y aclarar que al lado del 9, siempre hay un 10 que distribuye el juego y lo ordena para que el goleador rompa las redes.

IV

Avellaneda, sin lugar a dudas, le cayó bien a Guillermo de entrada nomás.
Un lugar con onda, un lujo reservado para pocos.
Agustín Mario Cejas, el 1, gritaba desde el fondo.
Carlitos Squeo y Julio Ricardo Villa era compañeros ideales para mover las redes.
Una voz ronca, desde el banco, daba órdenes directas y precisas:

-          Trama, Trama, apunte al cartel de “Vinos Crespi” que ahí siempre va a estar parado Villa. Hágame caso que haciendo esas cosas salimos Campeones del Mundo en el ’66. No se crea que Zubeldía se las sabía todas eh? Pizzutti también tenía lo suyo.

Alfio “Coco” Basile, en el banco de suplentes, marcaba el ritmo.

Y a ese ritmo, Trama le regaló 15 goles a la Guardia Imperial.
No debe haber un Académico que no recuerde la tripleta gloriosa a Sarmiento de Chaco en aquel 5 a 0.
La tapa de la Revista Goles en Nicanor Otamendi pasaba de mano en mano.

- Es el Guille, el hijo de Chiquito y de Coca que parece que la está rompiendo en Racing – comentaban los parroquianos en la Plaza del pueblo no pudiendo creer que Guillermo, el mismo que corría en esa plaza con sus hermanos unos años antes, hoy esté triunfando en la capital.

V

La Sinfónica sonaba como pocas…. Música pura para aquellos degustadores de la exquisitez deportiva.
Don Angel Tulio Zoff, batuta en mano, dirigía allá por 1978 a ese grupo de intérpretes que hacían de la pelota un Stradivarius.
Guillermo, para no perder la costumbre que traía desde Círculo Deportivo, arrasaba con las redes.
Los hinchas de Chacarita deben llevar, aún, marcados con dolor aquellos tres tantos al hilo el día del debut en cancha de Newell’s
Aquella orquesta sonaba de memoria de la mano de Ricardo José Ferrero, Daniel Alberto Carnevalli, Víctor Marchetti, José Luis Gaitán, Daniel Sperandío, Félix Lorenzo Orte, Daniel Teglia, Oscar Agonil, Héctor Chazarreta.
Eran como los Solistas de D’arienzo… música pura para los oídos de la gente laburante.
Y como no podía ser de otra manera, Trama, era el solista de lujo.
Y así llegó el momento de dar la vuelta un 21 de Diciembre.
La cabeza de Guillermo bulle de recuerdos mientras abrazado con Daniel Sperandío y Félix Orte da la olímpica.
Lloran todos. Y Guillermo llora dentro del verde césped. El lugar donde lloran los grandes.

VI

Y alguna vez tenía que pasar…. La garganta del Diablo se iba a quedar afónica.
Avellaneda siempre fue un lugar con onda para Trama.
La historia estaba marcada de antemano.
Esa no me la tienen que contar, esa la ví yo a los 12 años.
Lloré solo, como buen hijo único, en mi habitación porque mi Papá no estaba para llevarme a la cancha.
Nadie lo sabe pero yo di la vuelta aquella noche en Avellaneda de la mano de Guillermo. El tampoco lo sabe, jamás se lo conté, pero en mi sueño de nene era así:  el réferi pitaba el final y Guille se acercaba y me decía “Vení, vení a dar la vuelta conmigo” y yo salía a la cancha con todos esos monstruos….
Julián Camino, Abel Herrera, Alejandro Sabella, Claudio Gugnali, Hugo Gottardi, Miguel Angel Russo, José Daniel Ponce, José Luis Brown, Manzana Gette, Sergio Gurrieri ( que dentro de 30 años me dirá que estoy bárbaro para jugar en Veteranos… ), y por supuesto, el mejor de todos, Guillermo Trama.

A esa pelota que a los 44’ pateó Guillermo la soplamos todos para que entre, hasta yo soplé desde mi casa.
Y entró… lo que tardó el balón en traspasar la línea, ese tiempo eterno, fue el tiempo necesario para que todos los hinchas de Estudiantes recordemos a sus nuestros seres queridos que no llegaron a ver la vuelta.
El Escribano Correbo, el Presidente,  un lujo de ser humano, se comía las uñas en la platea.
Esa fracción de segundos trajo a la memoria de miles de fanáticos a padres, madres, abuelos, tíos que, desde algún lugar mejor, patearon con Trama para que Estudiantes de La Plata sume una estrella más al firmamento de nuestra historia.

VII

Guillermo llora en un rincón. Despacito y en silencio.
Él, que hizo llorar de emoción a tanta gente, que me hizo llorar a mí, llora despacito y en silencio.
Siente que el corazón le va a explotar por tanta felicidad. Una sensación única e inigualable.
Mateo es chiquito y duerme plácidamente en sus brazos. Tiene que hacer un esfuerzo enorme para no mojar a la criatura con sus lágrimas.
A partir de ahora ya no será Paolo, Papá, Viejo, o Guille.
A partir de ahora va a ser el Abuelo Guillermo que por todos los medios va a tratar que tanto Mateo como Valentino, le salgan Pinchas aunque Diego, el papá, sea de Racing, y haya que pujar por la rojiblanca.
Paradojas de la vida.
Racing, Estudiantes, elijan el club que elijan los niños, el Abuelo brilló en ellos.
De todos modos, eso es lo de menos.
A Paolo no hay 100 goles contra Independiente a los 44’ que lo hagan emocionar tanto como tener a sus nietos en brazos.
“Solamente quien es Abuelo sabe lo que se siente” me va a decir Guille algún día mientras Valentino, en sus brazos, lo abraza con el amor con el que se abraza a un Abuelo.
A un abuelo goleador. Al Abuelo Guillermo.

Epílogo

En 1982, durante el Mundial de España, nos vinimos a desayunar que había un chico, un italiano, un tal Paolo Rossi, que era figura.…¿ y ?

Los Pincharratas cometimos un error en nuestra historia…

Las personas comunes, la de los viejos tablones de madera de 57 y 1, pura sangre y corazón, a veces nos equivocamos al invertir nombres y apodos.

Es simple.

Hay gente que marca la historia a base de lucha y sacrificio; que entra por la puerta grande y se queda a vivir por siempre en ese extraño lugar donde la memoria es eterna: el corazón de los hinchas.
Es por esa sencilla razón que en Estudiantes de La Plata no debemos ponerle apodos a nuestras glorias.

A todos esos jugadores que nos hicieron llorar de emoción porque nos llevaron más alto de lo que nuestros propios sueños nos llevaban; que nos trajeron de vuelta a nuestros seres queridos en cada grito de gol; que dejaron el alma en una cancha y nos tomaron de la mano para llevarnos a dar las vueltas; aquellos que nos hicieron creer que todo, cuando uno se lo propone, es posible.

A todos esos pibes que nos hicieron tan felices y que vivirán por siempre en nuestros corazones debemos llamarlos por su nombre.

Para no faltar a la verdad, a su debido tiempo, debimos haberle explicado a los tifossi italianos que debían ser ellos quienes le cambiaran el nombre a aquel goleador que tenían en la Squadra Azzurra del ’82.
Nos equivocamos feo, los goleadores no deberían tener apodos.


Porque para nosotros los hinchas de Estudiantes de La Plata, los goleadores tienen que tener nombre y apellido.

Por ejemplo: Guillermo José Trama.


Si querés tener una copia del cuento, mandame un correo a nestorcarlosmdp@gmail.com y te lo envío

1 comentario:

  1. espectacular yo q tengo la suerte de verlo casi todos los dias en el Country se de la clase de persona tiene una bondad increible es un EÑOR CON TODAS LAS LETRAS

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