martes, 13 de abril de 2010

El Barcelona argentino

SERGIO MAFFEI | smaffei@ole.com.ar

Podrá o no Estudiantes ganar este torneo. Podrá o no seguir su avance en la Copa hasta que el Mundial lo disponga. Podrá, acaso, porque está dentro de las posibilidades, hasta quedarse sin nada (sería, pues, una tremenda injusticia). Pero de lo que no hay dudas es de lo que este equipo es capaz de dar, de ofrecer, de jugar. A ver si nos entendemos, cuando este equipo se enfoca, se lo propone, se decide y esté en una de esas tardes inspiradas como las de ayer (que las tiene bastante seguido), no hay con qué darle. Este equipo tritura a sus rivales, los pone en ridículo, los llena de impotencia, los lleva a rendirse. Y esto no sólo le pasó a Racing. También al hoy puntero Godoy Cruz, también a San Lorenzo, también a Huracán, también al mismísimo Vélez, como en el torneo pasado. Es decir, no distingue tallas ni camisetas. Esta condición de gran equipo es, acaso, la misma que muestra el propio Barcelona en su liga y en la Champions. Cada paso que da el equipo de Messi no sólo deslumbra al mundo. Sus últimas victorias ante el Arsenal y el Real Madrid agigantan aún más la final del mundo que le jugó Estudiantes, enaltecen a estos enormes jugadores de Sabella, dignifican la estrategia del técnico. Para los que creen que es una comparación exagerada, la prueba estuvo en Abu Dhabi: este equipo fue el único, en este tiempo, que tuvo de rodilla al gigante catalán por 88 minutos, el último que logró hacerlo sufrir. También podrá el Barsa no ganar su liga (parece más difícil) o incluso quedar afuera de la Champions ante el Inter, pero ¿alguien discute que su fútbol es el mejor del mundo? Y al mismo tiempo, ¿alguien puede discutir a este Estudiantes?

Cada paso que da el Barsa agiganta aún más la final jugada en Abu Dhabi.

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