sábado, 20 de marzo de 2010

Somos diferentes: estamos en manos de la barbarie

Por Carlos Beer De la Redacción de LA NACION

A continuación, se detalla una lista de parecidos y diferencias con el primer mundo en materia de violencia en el fútbol:

Parecidos: en todos lados hay peleas, incidentes, heridos y muertos. Y aunque los choques entre barras del mismo club son una triste moda argentina, hay casos en otros países. Yann, un francés de 37 años, falleció ayer después de estar tres semanas en coma. Era hincha del Paris Saint Germain y sus heridas se produjeron en un partido ante Olympique de Marsella por una pelea entre simpatizantes del equipo de la capital francesa.

Diferencias: en la Argentina, en las últimos tiempos hubo internas de Colón, Rosario Central, Estudiantes Newell´s, Defensa y Justicia, Boca, River, Gimnasia de Jujuy... Sobran los dedos de una mano para contar cuántos detenidos hay. El crimen de Yann ya tiene un detenido acusado de homicidio culposo y otros cuatro hinchas presos.

Diferencias: en la Argentina se aplica un derecho de admisión que es burlado sistemáticamente, incluso por sospechas de connivencia entre la policía y los barras. En Francia ya se prohibió el ingreso a 662 personas en los estadios.

Diferencias: en la Argentina, los clubes protestan cuando se los obliga a jugar a puertas cerradas. Los dirigentes se sienten perjudicados y despotrican contra un sistema que los tiene envueltos en el barro y tapados hasta el cuello. De común acuerdo entre el gobierno y el club, Paris SG jugará a puertas cerradas sus tres próximos partidos.

Diferencias: en la Argentina se habla del folklore del fútbol, de las tribunas llenas, de la pasión, de... de tantas cosas que son el árbol y no el bosque. "Si tenemos que jugar los partidos delante de tribunas vacías, lo haremos. Eso nos permitirá calmar la situación", expresó Brice Hortefeux, ministro de Interior de Francia.

Diferencias: en la Argentina, los clubes apañan a sus hinchas y es vox pópuli la entrega de entradas a los barras. PSG cortó, hasta que finalice la temporada, la venta de tickets para sus partidos de visitante y suspendió "hasta nuevo aviso" sus acuerdos con los grupos de hinchas organizados.

La lista de diferencias podría extenderse. Pero estas líneas tienen un espacio prefijado. Lamentablemente, no hay buenas perspectivas para empezar a solucionar este tema. No hay avances de un mal que tiene años enquistado en el fútbol y aumenta en su podredumbre día a día.

Comienza un fin de semana de mucho fútbol, superclásico incluido. No hay motivo para ilusionarse con calma. Somos diferentes: estamos en manos de la barbarie.

cbeer@lanacion.com.ar



Por Carlos Beer
De la Redacción de LA NACION

Pasaron sólo 24 horas desde que en este espacio se escribió: "Somos diferentes, estamos en manos de la barbarie". En algunas ocasiones, los lectores de LA NACION responden al periodista compartiendo lo publicado, manifestando su oposición, o utilizando este ida y vuelta como un rico espacio de debate.

En la casilla de e-mails, una de las respuestas de ayer era la de Carlos Galvalizi, que en la firma dejó su número de documento, y quien dice: "Crucé mis 60?". Y sugiere corregir el título mencionado con una letra que cambia la idea central: "Gestamos la barbarie". Y agrega: "El primer recuerdo que tengo de un partido, la primera vez de las pocas que he ido a la cancha de Boca, es el de gente orinando sobre gente [bandeja superior sobre las de abajo]. O tirando papeles encendidos. Y usted sabe que ésas son solamente actividades «de esparcimiento», porque «la grossa» pasa por otro lado. ¿Y el resto de la gente alrededor? Riendo o callando. ¿Y la policía? ¿Y los dirigentes? En su mundo. O cómplices, engrosando «la grossa» que hoy a usted lo asusta. ¿Usted no cree que si realmente se deseara acabar con las barras bravas, no se lo habría logrado hace rato?".

La opinión del lector encaja perfectamente con el caso Camino. Algunos más, otros menos, pero todos gestamos a Pimpi. Todos gestamos a los barras. A esos delincuentes que tomaron la tribuna como base de operaciones de negocios que exceden las canchas. En este sentido, el crimen de ayer refleja el sistema mafioso que gobierna el mundo de los barras. Ni siquiera el asesinato de Gonzalo Acro, el ex barra de River, grafica tan bien esta historia de peleas por pesos, droga y poder, sin ninguna pelota de fútbol en el medio. Hoy se habla de Newell´s, ayer de Central y Estudiantes, o River, y mañana de Boca, o de Racing...

Camino es el mejor reflejo de la gesta de la barbarie. La gesta cimentada con el aporte, voluntario o involuntario, de cada una de las partes del fútbol. De todos. La gesta que mañana, o pasado, se cobrará otra muerte.

cbeer@lanacion.com.ar

lanacion.com

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