sábado, 5 de marzo de 2011

Shhhhh, lo hizo tripas





Todo Estudiantes festeja el tan esperado triunfo.

La Gata festeja junto con Enzo Pérez. Hicieron uno cada uno.



La Gata abrió un clásico cerrado con una gran definición y Enzo Pérez liquidó el partido de penal, tras una mano infantil de Masuero. El Pincha demostró porqué pelea arriba mientras el Lobo sufre con el promedio.

Ahí manda Estudiantes. No hay caso. Por más que cuente con miles de hincha empujando o, apenas, algunos infiltrados por acá y por allá en una cancha puro puro azul y blanco, ahí, en ese estadio ciudad de La Plata donde alguna vez clavó una goleada histórica, otra vez festejó Estudiantes. Y lo disfrutó en esa intimidad extraña, rodeado de silbidos, mientras sus hinchas festejaban en casa y empezaban a tomar las calles de la ciudad. Y el Pincha ganó por el pedigree. Porque si bien es más equipo, más sólido, más desde las individualidades y también desde el rodaje, tuvo una pulseada dura y pareja para torcerle el brazo a un Lobo puro entusiasmo y, también, urgencia.

Esa urgencia es la que le nubla la vista al Lobo, la que le hace perder el camino, y por más que a veces encuentre el rumbo mediante el toque enseguida choca contra esa limitación que es la falta de peso. Si todas las esperanzas quedan depositas en Guille, en un chispazos, en una gota de fantasía que puedan destilar sus botines con 38 años y 20 de carrera, se complica. El Melli aportó algunos pases, buscó sacar de quicio a los más pibes de Estudiantes (Federico Fernández se llevó una amarilla) pero lo acompañó sólo un ratito Neira y Córdoba se comió el gol que pudo cambiar la historia del clásico, en el primer tiempo. Tapó Orión. Y quedó expuesta la diferencia de jerarquía. Por eso Estudiantes sólo tuvo que madurar el gol.

Y el gol llegó tras esa bola que cruzó Desábato, que cayó en los pies de la Gata Fernández, y que el delantero controló con un toque de cabeza antes de sacar el remate cruzado para inflar la red. Si a Gimnasia le costaba 0-0, ni hablar con la obligación de remontar la historia. Para el final, para liquidar la historia, Masuero metió una mano en un lugar equivocada, inocente, y el penal lo cambió por gol Enzo Pérez. 

Unos poquitos felices festejaron ante una multitud triste. A Estudiantes se le arregló el presente y se le acomodó el futuro. A Gimnasia todo le va a costar sudor y lágrimas hasta el último segundo del torneo.

DIARIO DEPORTIVO OLE

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